La luminosidad es uno de los factores que más valoramos a la hora de comprar o alquilar, en definitiva, a la hora de vivir en una casa. La luz nos da literalmente la vida, aparte de tener un importante efecto sobre nuestro ánimo y nuestra calidad de vida. Es lógico que queramos aprovecharla al máximo posible.
En los espacios exteriores de nuestra vivienda es relativamente sencillo aprovechar la luz natural, haya más o menos. La cosa se complica en las habitaciones interiores, sobre todo si nuestra casa tiende a ser oscura. Para esos casos, Dios y la tecnología ingenieril puso a nuestro alcance los ladrillos de vidrio. Hay otras ideas y soluciones posibles, pero hoy exploraremos esta.
Los ladrillos o bloques de vidrio fueron inventados, al parecer, hacia 1890, con el objetivo de iluminar de forma barata y segura las fábricas de entonces. Su fuerte estructura ofrece la posibilidad de crear “paredes transparentes” de buen tamaño, sin afectar la estabilidad de las estructuras. Otra de sus evidentes ventajas es la intimidad que ofrece, pues deja pasar la luz pero no ver a su través.
Los ladrillos o bloques de vidrio fueron inventados, al parecer, hacia 1890, con el objetivo de iluminar de forma barata y segura las fábricas de entonces. Su fuerte estructura ofrece la posibilidad de crear “paredes transparentes” de buen tamaño, sin afectar la estabilidad de las estructuras. Otra de sus evidentes ventajas es la intimidad que ofrece, pues deja pasar la luz pero no ver a su través.