Mira que me gustan las culturas nórdicas: me encanta lo serios y eficientes que son, lo avanzado de su forma de pensar y lo casi siempre correcto del trato… Y encima son altos, rubios y de ojos azules, los muy hijos de… Odín. Pero hay algo de esa gente que puede conmigo.
Vamos a ver: que tengan un sistema educativo estupendo (o eso dicen), no les da derecho a creer que todos somos ingenieros, como parece que se piensan, visto hasta qué punto puede llegar a desquiciar a cualquier ser humano (no sueco, claro) intentar montar un aparador de Ikea…
Pero, ¿a qué mente desquiciada se le ha podido ocurrir un mueble que requiera el uso de siete tipos de tornillo, catorce clavos, dos martillos y una llave allen? Y, ya puestos, ¿no es para mandar… Valhalla al que se le ocurrió una genialidad como los tornillos que requieren una llave allen? Como pierdas la llavecita, tú me dirás cómo aflojas el tornillo…
Hay un gallego en la luna y un vasco en el Valhalla
Pero no son los suecos los que te llevan más cerca del paroxismo cuando se trata de amueblar tu casa. Ojalá. La desesperación en el campo del bricolaje y decoración tiene sello “Made in Spain”. Concretamente, la productora Bianet se ha empeñado en demostrar que los vascos son una raza superior, sobre todo si les das las herramientas adecuadas.
- Pues hoy vamos a hacer una cama estilo Luis XVIII que vas a flipar, oyes.
Y tú, enamorado del estilo rococó francés, allá que te vas, despliegas tu caja de herramientas, tus tableros, tus barnices y le das al
Play del DVD…
- Cogemos la radial con disco de rubidrio basculante y la ponemos en posición de percutor neumático…
Y tú, con cara de tonto, mirando el serrucho.
Welcome to the jungle
Entretanto, y para que no apagues la tele de un cabezazo en la pantalla, te ponen a un guaperas con el pelo recogido en una cola de caballo (si tienes melenaza, ¿para qué te haces una coleta, tío?) enseñándote a cuidar unas plantas de nombre largo. Efectivamente, esa cosa fea que tenía la yaya en casa tiene un nombre digno del miedo que te daba.
Volvemos con el carpintero. En el ratito que ha estado el jardinero en pantalla ha sido suficiente para que terminara un dosel de seda, un cabecero con volutas y unas patas con cabeza de león. Además, ha pintado y barnizado la madera y les ha sacado brillo a unas ya de por sí impolutas herramientas.
Y tú, con ojos vidriosos por la decepción, contemplas el corte torcido de cuarenta centímetros que has logrado hacerle al tablero. Tomas la llave allen y te pones a desembalar la cama modelo cḁttrën que Loki, dios nórdico de las bromas, inspiró a un diseñador rubio y de ojos azules…